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Su infancia

Dani Pedrosa es el hijo primogénito de una modesta familia de Castellar del Vallès (Barcelona). Sus grandes apoyos los ha recibido de su padre, Antonio Pedrosa, y en particular de su madre, Basilia Ramal, aunque su admirador más entusiasta es su hermano Eric, que tiene cinco años menos que Dani.

Pedrosa se crió contemplando vídeos de campeones como Wayne Rainey, Eddie Lawson y Michael Doohan, su gran ídolo junto a Valentino Rossi, memorizando todo cuanto hacían en los diferentes circuitos. En 1989, con sólo cuatro años, su padre le regaló una Italjet 50 de motocross, que montaba dos ruedas laterales de apoyo.

A los seis años montó su primera pocket bike, una réplica en miniatura de una Kawasaki, con la que empezó a competir en pruebas locales. A los diez años se inscribió en el Campeonato de España de Minibikes, siendo tercero en 1997 y campeón al año siguiente. Dani se impuso con total autoridad, pero la falta de presupuesto casi dio al traste con su prometedora carrera.

Entonces apareció la figura del ex piloto Alberto Puig, quien había sido elegido director técnico de una revolucionaria fórmula para la búsqueda de nuevos talentos, la Movistar Activa Joven Cup, creada en enero de 1999 con la financiación de la empresa de telefonía que le da nombre. Pedrosa, a quien debían aguantarle el cojín porque no llegaba con los pies al suelo y que había aprendido en una sola semana a cambiar de marcha en una moto de verdad porque sus minimotos eran automáticas, compitió aquel mismo año en la Movistar. Fue uno de los tres pilotos seleccionados por Puig para disputar el campeonato de España 2000 en 125 cc, junto a Joan Olivé y Raúl Jara, gran amigo de Pedrosa. Cuatro pole positions en seis carreras y el cuarto puesto en la clasificación final fueron suficientes para que Puig lo incluyese en el equipo Telefónica Movistar Honda que disputaría el mundial de 125 cc en 2001

 

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